Manizales / Natural Products Doctor Red

 

‘Dime qué comes y te diré de qué morirás’ es una frase que acostumbro a decir en mis conferencias y por la que algunos seguidores me preguntan con cierto asombro. Pero no hay nada más apegado a la realidad que eso.

Tu salud depende de lo que comes, de lo que tomas y de cuánto te mueves. Y esas tres cosas, a su vez, modulan el funcionamiento de tu sistema gastrointestinal y, por ende, de tus hábitos para evacuar las heces.

Una alimentación balanceada, rica en frutas (en su forma natural) y verduras, en proteínas vegetales, en grasas saludables (aceite de coco, de aguacate, de oliva) y una correcta hidratación, ojalá que con agua, resulta fundamental en el proceso de vaciamiento intestinal y para evitar el estreñimiento.

Y en particular las frutas, ricas en fibra insoluble, te ayudan a acelerar el movimiento de los alimentos a través de los intestinos. Con esto puedes prevenir el estreñimiento.

Este tipo de fibra hace que aumente el volumen de tus heces, lo que acelera su expulsión. Suele no digerirse pasando por tu sistema digestivo, arrastrando con todo lo que debes eliminar.

La fibra soluble tampoco te viene mal. De hecho, llega a fermentarse por las bacterias en tu intestino, produciendo ácidos grasos que generan un ambiente ideal para la digestión, sin mayor congestión.

Además, las frutas te producen una sensación de saciedad que evita que estés picando aquí y allá, ingiriendo alimentos sin control, que seguramente no son la mejor opción para ti.

Resulta muy complicado para tu sistema digestivo el eliminar productos ultraprocesados, como embutidos y enlatados, por la gran cantidad de químicos que contienen.

Siempre será mejor alternativa una fruta entera, no en jugo y menos colada, pues ahí botas su fibra. A continuación, te presento un listado de aquellas ricas en fibra insoluble:

 

• Piña, sin su corazón.
• Guayaba.
• Pera.
• Papaya.
• Banano.
• Manzana, sobre todo su piel.
• Naranja.
• Mandarina.
• Coco.
• Mora.
• Kiwi.
• Frambuesa

 

Algunas de las frutas que te detallo, tienen un alto contenido de agua. Eso también contribuye en la eliminación de la materia fecal. Hacen que su paso por el recto se haga más fácil y suave.

Y si a eso le sumas una correcta hidratación, con abundante agua (entre 1,5 litros y 2 litros al día) le das un plus al proceso de eliminación para terminar, sintiéndote más ligero.

La actividad física es fundamental. Sin embargo, es recomendable que en este punto te asesores de un experto, si eres adulto mayor o tienes alguna enfermedad de base.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que los adultos tengan 150 minutos de actividad física a la semana, ojalá dividida en sesiones de 30 minutos, con suficiente calentamiento y descanso.

En los menores de edad, el movimiento es fundamental. Es que durante el crecimiento, el ejercicio estimula el desarrollo de los huesos y de los músculos y sistemas, incluyendo el ya detallado y responsable de la digestión y evacuación de las heces.

 

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