Manizales / Natural Products Doctor Red
Un accidente cerebrovascular (ACV) o ataque cerebral cambia tu vida en un segundo. Después de sucedido, si te salvas, las consecuencias son casi que irreparables en la movilidad, habla y cognición. Eso se convierte en un problema para ti y los tuyos.
Los ACV casi siempre se dan al detenerse el flujo sanguíneo hacia el cerebro, esto porque se tapa o bloquea el flujo en una arteria, por un trombo o coágulo. Al dejar de oxigenarse, las células cerebrales empiezan a morir.
Síntomas
Algunos síntomas podrían indicarte que está en camino un ACV. Toma acción, si se te entumece parte de la cara, brazos o piernas; o si desarrollas una debilidad repentina, sin justa causa.
Si te sientes desorientado y tienes dificultad para hablar o entender diálogos, debes pedir ayuda. También si hay problemas para ver por uno o ambos ojos o si hay una especie de chispas en ellos.
Debes estar atento a estas señales de tu cuerpo o a las de tus familiares, si las tienen. Igual si, de un momento a otro, no puedes caminar o hay desequilibrios, mareos o caídas sin razón. Los dolores de cabeza severos, también son cuestionables. Hay más riesgo, a medida que envejeces.
Tipos
La bibliografía médica ha descrito dos tipos de ACV:
- ACV isquémico: Cuando un coágulo bloquea o tapa un vaso en el cerebro.
- ACV hemorrágico: Se genera por un vaso sanguíneo que se rompe.
Factores de riesgo
Un estilo de vida poco saludable te acerca a un ACV. Por eso debes procurarte actividades y/o prácticas lejos de lo perjudicial, ¡hay que evitar los factores de riesgo! Hazlo por ti: Hoy te sientes bien, hazlo ahora.
Caminar al menos 150 minutos a la semana, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), te ayuda a mejorar tu capacidad física. Si los divides en cinco sesiones de 30 minutos (una por día), no te desgastarás.
Evita el tabaco y las bebidas alcohólicas; también las sustancias psicoactivas que no te aportan y, por el contrario, te dañan.
Aléjate de las comidas ricas en grasas y acércate a los planes nutricionales equilibrados, ricos en frutas (ojalá en su forma natural y antes de las 3:00 p.m.), verduras (bien lavadas y ojalá crudas), proteínas magras y aceites prensados en frío, como el de coco.
Condiciones como el sobrepeso, la obesidad, la diabetes, la hipertensión (presión arterial alta), entre otras, te acercan a los ACV. Regula tus niveles corporales frente a sus detonantes. Si es necesario, busca ayuda médica.
* Con información de Dr. Rojas en www.youtube.com.